lunes, 11 de junio de 2012

De la nada y el olvido

No se que causa mas dolor, el desperdicio
tu fatuidad, mi frio.
Lamento conocerte; tu lunar sobre el ombligo,
el rosado misterioso, que se esconde tras tu
mentira.
 La verdad tu olor no era tan fresco,
y tu boca no era gruesa como me gusta besarlas;
pero toda esta hojarasca, que suena al pasar el
viento sobre esta historia, ya no acaricia, lastima.
Odio preguntarme donde estas, si me dedicas
segundos o minutos.
Vete con tus preguntas, que yo sabre vivir de
mis respuestas, tirare tus cenizas a los leones
aquellos que alimentas de tu hambre.
Olvidare tu inolvidable olvido de mis largas historias
que por demas eran gratuitas.
Y no extrañare nada, porque tu nada es mi olvido,
me acostumbrare a tu ausencia, a tus dedos de niño
a tu descomunal fuerza de delicuente pueblerino, a tu
jerga de barriada tal vez peruana o de ladera.
Pero sin resentimientos nada es nada asi sea olvido.




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