sábado, 22 de enero de 2011

Me enseñe.

Le puedo fallar a tu cuerpo tibio, en una noche fria,
podría quizá ausentarme un poco de tu diario vivir.
Que caiga una hojarasca sobre nuestros días juntos,
que una lluvia de soles amanecerán de nuevo para 
conquistar tus labios.
No negaras que fui el primero en estrenar  tu ansiedad, 
por la distancia de mis besos y que fue por mi culpa que 
por primera vez deseaste morir cuando aun no llegaban 
tus veinte.
Soy inscripción de tinta indeleble en el libro de tu vida,
otros te llevaran por camino de lujuria yo ya te enseñe
a conocerte, a oler la mentira y abrazar la verdad.
A mi lado te sientes eterna, a su lado vulnerable y frágil. 
Yo te acepto fuerte y recia allá te arrastras y gimes.
Pero estoy seguro que mi jardín no encojes, porque te
aburre la magia, al sentirte lejos de tu planeta suspira
tu lujuria, honra a tu rey humano y cumple sus designios.
Por mi parte me dedicare a meditar en lo eterno a tener
mis pasos tan lejos de esta barbarie, de este eden frio y
caótico de hormigón, asfalto y mascaras de gas. 

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